viernes, 12 de febrero de 2010

melquiades en afiche

Imagen, cortesía Mr. Fly
Para Mr. Fly
(Caminar y volar, publicación independiente)

En 2008 encontré en una barda de la colonia Condesa los restos de uno de estos carteles… reconocí de inmediato al personaje pues la imagen parte de una conocida fotografía que Javier Hinojosa hizo entre 1985-1986. ¿Quien era el autor de esa reminiscencia? ¿Y porqué circulaba nuevamente cinco años después de la muerte del aludido?. Tardé alrededor de 8 meses en dar con el autor, Mr. Fly, con quien me senté a tomar café en Isabel La Católica, en el Centro Histórico… En pleno territorio Melquiadesco.

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Ha pasado más de un año desde que comenzó a proliferar este colorido retrato por distintas bardas y soportes de la Ciudad de México. ¿Serán los escurridores de huevo que le enmarcan cual lentes improvisados lo que intriga? Muchos se han preguntado ¿quien es este personaje? los más arriesgados se han atrevido a preguntar si de casualidad se trata de Beto el boticario o tal vez de Huicho Domínguez, aún sabiendo que difícilmente acertarían... Lo curioso es que lejos de parecerse a los mencionados, nuestro personaje comparte con ellos de algún modo un interés profundo por la cultura “popular”, de una manera muy diversa, para él el humor significaba un vehículo potente de construcción; una herramienta maestra de conocimiento y producción.

Su nombre es Melquiades Herrera (Ciudad de México 1949-2003), un productor artístico de una autenticidad poco común que entendía el acto de caminar por la ciudad como una de las mayores posibilidades para aprehender el mundo: hay que caminar cuando no se puede estar sin hacer nada, decía. Melquiades era un tipo de una inteligencia y sencillez envidiable, formó parte de uno de los colectivos más propositivos y mordaces de la transición de la década de los 70 a los 80 (el No-Grupo) para posteriormente continuar su proceso creativo de modo individual. A Melquiades se le suele encasillar como artista del performance y aunque es cierto que es una presencia medular del arte acción de México, también es cierto que su “obra” implica otras posibilidades: escribía en un par de diarios nacionales, producía arte-objeto, realizó acciones para la cámara de video, conformó una nutrida colección de objetos singulares que se encuentran en mercados ambulantes, defendió la docencia como parte de ese mismo proceso creativo... sería un error delimitar márgenes a un productor como él que justamente entendía el acto de caminar -de hacer deriva urbana- como parte de su quehacer artístico. Cuentan que Melquiades rompía constantemente con los formatos tradicionales por ejemplo, llevó a algunos alumnos a una especie de tour gastronómico por el centro histórico y sus inmediaciones eligiendo los sitios por la particularidad de los platillos o bajo la premisa “cómo comer con menos de 10 pesos cosas extraordinarias”... Más de una persona lo llegó a ver sacando del portafolios samsonite -que siempre lo acompañaba- una bolsa de papel estraza con un pollo rostizado o un pedazo de chicharrón capaz de improvisar un acto sonorogastronómico.

Su observación era sumamente aguda, lograba establecer relaciones sorprendentes a partir de un objeto cotidiano que le detonaba reflexiones complejas; era capaz de desmenuzar una letanía de consideraciones a partir del envase de un refresco popular, de una calcomanía de las que usan los camiones, a través de una figurita de plástico de Memín Pingüin o de una máscara de Hermelinda linda. Como en los “lentes” que aparecen en la imagen del cartel, Melquiades podía voltear la tortilla de la funcionalidad y significado instalado de determinado objeto para construir y mostrarnos nuevas y múltiples posibilidades a partir de él.

Sol Henaro,
Barcelona, diciembre 2009

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