viernes, 6 de marzo de 2009

sobre la Celda Contemporánea:::Mariana David



Fronteras
Texto de: Mariana David

(curadora independiente y presidenta de El Palacio Negro A.C. Actualmente dirige el Proyecto Juárez en Ciudad Juárez, Chihuahua, un proyecto de arte público internacional)

Hace años, una profesora de mi colegio presumía que el Distrito Federal era la ciudad del mundo con mayor número de museos, el de la Charrería incluido. En la bulliciosa avenida Izazaga, recuerdo haber visitado sus salas vacías de público y llenas de trajes de charro en vitrinas. Algunos museos son mausoleos que conservan cachivaches, mientras la función de otros es más activa. A unos metros se encuentra el ex convento de Regina Coeli, que hoy alberga el Claustro de Sor Juana, y tuvo hasta hace poco un espacio dedicado al arte contemporáneo. Este recinto merece ser recodado pro la actividad que generó en su interior pese a su corta vida.

La Celda Contemporánea, nave rectangular de techos altos –antaño celda de la ex marquesa de Selva Nevada-, presentó el trabajo de artistas que desde los años setenta contribuyeron al desarrollo de lenguajes conceptuales en el arte local. El proyecto curatorial, iniciado por Sol Henaro en 2003, difundió el pasado artístico inmediato al producir muestras individuales que incluyeron a Alberto Gutiérrez Chong, Sarah Mister, Carlos Aguirre, Germán Venegas, Guillermo Santamarina y Melquíades Herrera. Productores visuales cuyo proceso creativo sirvió como referente para las generaciones recientes.

Ciertamente, La Celda produjo una exposición retrospectiva del célebre dramaturgo y director de teatro Juan José Gurrola, mese antes de su muerte, y promovió la primera revisión de Felipe Ehrenberg, artista conceptual ligado al grupo Fluxus. La muestra se tuvo que cancelar después de que en junio de 2007 Mauricio Marcín, último director de la Celda, se vio forzado a renunciar por presiones administrativas. “Manchuria: Visión periférica” se presentará ahora en el Museo de Arte Moderno.

Lastima que sin justificación cierre sus puertas un lugar que aportó buenas exhibiciones, un centro de documentación, proyectos paralelos como el que “Anaquel vs. exhibidor” y “Entre paréntesis”. Este último programa, alternaba con las revisiones la invitación a artistas de generaciones recientes a presentar un proyecto: “Medios masivos” esculturas de Edgar Orlaineta; Rastreo, video-instalación de Enrique Jezik y Érase una vez un gigante pequeño, instalación de Alejandra de la Puente, entre otros. Sin embargo. Lo más significativo de la Celda fue la labor de investigación realizada para cada muestra de carácter retrospectivo, que de haber continuado podría haber conformado una publicación comprehensiva de figuras clave en la historia reciente del arte mexicano.

Nos despedimos con tristeza de La Celda y yo de ustedes, queridos lectores. Probaremos otros aires por un tiempo, a ver si se respira mejor.

Tomado de “La doble despedida”, Fronteras, artes visuales, Donde Ir, México D.F., febrero 2007. (sobre la desaparecida Celda Contemporánea en el Claustro de Sor Juana)

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