jueves, 5 de marzo de 2009

Proyecto: (Entre paréntesis) Iker Vicente:::CC


Diseño del cartel: Alejandro Magallanes.

Texto tomado de http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=169912
Exposición en Celda Contemporánea

Dibujos de Iker Vicente, a la tercera dimensión
Mauricio Marcin


El dibujo puede tener tres dimensiones, al menos eso propone el mexicano Iker Vicente (1975) en su exhibición para la Celda Contemporánea. El artista creo una serie de esculturas móviles que cuelgan del techo y sus sombras se proyectan en las paredes del recinto cuando el visitante pedalea una bicicleta que acciona unos focos, semejando así un antiguo teatro de sombras chinas.
“Las imágenes que se proyectan en las paredes son bidimensionales, pero como son producto del reflejo de los móviles (esculturas creadas con materiales como alambre) que cuelgan, se puede apreciar en las paredes que tienen una tercera dimensión, se ve en las sombras una escala de grises que te permite diferenciar que tienen volumen”, expresó Vicente en entrevista con Crónica.
Una cortina negra indica la entrada misteriosa a Tercera sinfonía tonta. Ya adentro, un cuarto obscuro deja observar tres tenues lámparas rojas. Cada una de ellas alumbra a una de las bicicletas creadas por Iker que el espectador acciona para que las sombras se proyecten en los muros. El visitante entonces va pedaleando y como por arte de magia aparecen las imágenes.
“No sabes que va a suceder cuando comienzas a pedalear, hay un disfrute inmediato”, mencionó a este diario la curadora de la Celda, Sol Henaro.
Una de las intenciones principales de Vicente era explotar la parte lúdica del ser humano, provocar disfrute y arrancar risas, por ello “con recursos mínimos creo una situación de sorpresa, de magia; imágenes que se proyectan para dar esa sensación de poder ver el mundo por primera vez”, en palabras del creador.
La Sinfonía se muestra como una pieza incompleta pues ésta no existe hasta que el espectador acciona las bicicletas, en este sentido el creador exige al visitante un esfuerzo para ver la obra, que como resultado ofrece una imagen, un teatro antiquísimo y espontáneo que remonta a los orígenes de la representación.
“Quería que al visitante le generara algún esfuerzo ver la muestra, que no fuera algo inmediato que llega a contemplar sino que participa en la creación misma de la obra. Además el visitante no observa una imagen inmediata sino que es parte de todo el proceso que permite verla”, explicó el mexicano.
A pesar de lo tecnológico que parezca, los mecanismos que utilizó Vicente comprenden procesos completamente análogos, no hay nada digital.
“Estoy muy interesado en toda la tecnología que se quedó en el olvido con el avance tan rápido que existe. Porque ahora todos utilizan tecnologías muy nuevas (como el video) pero se olvidan que lo de antes también ofrece muchas posibilidades discursivas, en ese sentido mi muestra es una metáfora en contra del progreso”, finalizó.

Originalmente en La Crónica de hoy, sección cultura, viernes 4 de Marzo, 2005.l

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